Capítulo 222
Capitulo 222: No Tenia Intención de Besarte
-Sube at coche -resono la voz de su esposo.
Acto seguido. Thiago ya habla abierto la puerta del coche, y Valentina rápidamente ocupó el asiento del copiloto. Tan pronto como cerró la puerta, el coche arrancó a toda velocidad.
A pesar de la rapidez con que el vehiculo se desplazaba, Diego logró reconocerlo; era el mismo coche de don Mendoza que habia visto antes.
No fue el único que to noto.
La curiosidad llevó a varios a presenciar la escena.
-¿Quien era esa persona dentro del coche?
-El coche iba demasiado rápido, no pude ver blen. Pero, esa persona… me parece conocida.
La mirada de algunos se posó en Thlago, abandonado en la calle.
-Parece ser el jefe de la Corporación Mendoza, los Leones del Desierto… si, el jefe de los Leones
del Desierto.
-¿El jefe de los Leones del Desierto? El jefe de la Corporación Mendoza y los Leones del Desierto siempre ha sido el protector personal de los líderes de la Corporación. Si está aquí, entonces la
persona en el coche…
-Mendoza… don Mendoza…
¡Tenía que ser don Mendoza! Pero, ¿cómo era que don Mendoza conducía un coche tan ordinario?
Y más aún. ¿qué relación tenia con Valentina, la nueva directora de diseño de joyeria del Grupo Valenzuela?
El chisme se centro aún más en don Mendoza, incrementando la curiosidad de todos.
Mientras que otros desconocían la relación entre Valentina y Santiago, Lucia la conocia demasiado bien. En ese momento, se encontraba en un rincón desapercibido detrás de la
multitud, con un semblante sombrio.
Estaba convencida de que Santiago no se atrevería a aparecer en tal evento. Sin embargo, el hecho de que se llevara a Valentina la llenaba de celos insoportables.
Si solo hubiera sido ella la llevada… Asi pensaba Lucia, viendo a Valentina como un obstáculo
aún mayor.
Al ver a Diego, finalmente una sonrisa se asomó en el rostro de Lucia. Necesitaba conseguir aquel diamante rojo cuanto antes, y no perderia la oportunidad de asestar un golpe fatal a
Valentina.
Alonso habla regresado con don Raul y también vio a Valentina marcharse. Ocultó su decepción y continuo atendiendo a los invitados.
Mientras tanto, en el segundo piso, fuera de la habitación de don Raut, con la puerta entreablerta,
Federico dejó a don Raul en su cuarto y se dispuso a buscar medicinas para él.
Pero apenas salió, encontró a una joven mujer tendida en el suelo frente a la puerta.
Su rostro estaba pálido, y sus ojos cerrados, como si hubiera perdido el conocimiento. Pensando que era una invitada del evento, Federico llamó Inmediatamente a alguien por ayuda,
alarmándolo.
El ruido despertó a don Raúl.
-¿Qué pasa aquí? -preguntó don Raúl, acercándose en su silla de ruedas.
-Don, esta joven se ha desmayado -informó Federico.
Sin querer perturbar el descanso de don Raúl, estaba a punto de llevarlo de vuelta a su habitación cuando don Raúl, fijando su mirada en la joven tendida en el suelo, mostró una
expresión de shock absoluto.
-Rápido, llama a un médico, veamos qué le sucede -dijo don Raúl con urgencia.
Federico, percibiendo la inusual preocupación de don Raúl, llamó de inmediato al médico.
Al mismo tiempo, Federico se aseguró de que llevaran a la joven al cuarto de huéspedes para
que descansara.
Antes de que llegara el médico, Aitana comenzó a despertar lentamente.
Al abrir los ojos, lo primero que vio fue un rostro tenso y preocupado. Aitana fingió sorpresa, retrocediendo un poco como si se hubiera asustado.
La expresión severa de don Raúl se suavizó al verla, y con un tono sereno le preguntó:
-¿Cómo fue que te desmayaste?
Frente a don Raúl, Aitana ya tenía preparada su respuesta. Quería que don Raúl la notara y
confiara en ella, así que no podia precipitarse.
-Estaba… estaba curioseando la nueva casa de mi hermana, queria explorar un poco, pero de
repente me senti mareada y luego no recuerdo más.
Aitana miró con sinceridad; siempre habia sido buena actriz, manteniendo a la perfección la imagen de la inocente y dulce muchacha.
Queria que pensaran que habla perdido el conocimiento por la baja de azúcar en sangre. Incluso habia simulado estar enferma antes, intentando engañar a todos.
-¿Tu hermana? -preguntó don Raúl frunciendo el ceño.
Aitana se apresuró a explicar:
-Mi hermana es Valentina, hoy es la recepción por su nuevo trabajo. Te vi hace un rato, eres su abuelo, ¿verdad?
-Si, soy su abuelo -respondió don Raúl, su mirada se suavizó notablemente al mencionar a
Valentina.
Pero su mirada seguía siendo inquisitiva hacia Aitana.
-No sabia que tú y Valen fueran hermanas. Còntens bel0ngs to Nô(v)elDr/a/ma.Org
Aitana sabía que no podría ocultar su relación con Valentina por mucho tiempo. Asi que decidió ser proactiva y hablar antes que Valentina pudiera decir algo a don Raúl.
-No somos hermanas de sangre. Mi madre me adoptó de un orfanato y luego se casó con el padre de Valen…
Era claro que Aitana no podía hacerse pasar por la hija de don Raúl, Por eso, decidió distanciarse
de Alicia.
No solo eso, sino que incluso había fabricado documentos falsos de un orfanato para cubrir su historia, en caso de que don Raúl investigara.
X–Orfanato…
La mención del orfanato hizo que el ceño de don Raúl se frunciera aún más. Recordó el tatuaje que habla visto en su espalda cuando la ayudaron a levantar.
Mientras yacía en el suelo, su ropa se había corrido, dejando a la vista el tatuaje. Lo había visto, pero dado que era una joven, don Raúl solo miró una vez antes de que los sirvientes la llevaran al cuarto de huéspedes y cubrieran el diseño con su ropa.
Don Raúl queria estar seguro sobre el tatuaje, pero dado las normas de decoro entre hombres y
mujeres, no quiso hacer peticiones indebidas.
-Si te gusta este lugar, puedes quedarte esta noche -dijo don Raúl finalmente.
Después de hablar, señaló a Federico para que empujara su silla de ruedas y se marcharan.
Aitana pensò que don Raul seguiria preguntando, pero para su sorpresa, él simplemente se marchó. Ella habia mostrado intencionalmente ese tatuaje, y la reacción de don Raúl habla sido
de evidente interés.
¿Por qué entonces se habia ido? Aitana no lo entendia. Sin embargo, se recordo a si misma no precipitarse. Después de todo, don Raúl le habia permitido quedarse, y todavía tenia muchas
oportunidades de mostrar las similitudes entre ella y su hija. Y Valentina… ella le darla más
tiempo para disfrutar del estilo de vida de la señorita Valenzuela.
Valentina, ajena a los pensamientos de Aitana, subió al coche de su esposo. Mientras el vehiculo
aceleraba, instintivamente tocó la herida en su pecho, soltando un suspiro de alivio al verificar
que no era grave.
-¿Te preocupa mi bienestar?
Santiago se sintió abrumadoramente satisfecho por su preocupación, una sensación nueva paral
el Valentina se sorprendió ligeramente.
-¿Quién….. quién se preocupa por ti? -dijo con un tono coqueto en su voz.
Ella habla planeado presentarlo a su abuelo, pero él no había entrado a buscarla. Eso la irrito hasta que el coche se detuvo, y sin dirigirle la palabra a su esposo, miró por la ventana,
mostrando un claro disgusto hacia él. Pero cuando el coche se detuvo de repente y su esposo se
inclino hacia ella, Valentina se estremeció.
-¿Qué estás haciendo? -pregunto instintivamente, cubriendose la boca.
Santiago rio suavemente.
-Tranquila, no tenia intención de besarte.