Capítulo 210
Capítulo 210: No Carece de Dinero
-Doña Lucinda, no puedo ayudarla.
Al escuchar las palabras de Valentina, el rostro de Doña Lucinda se tensó, parecía querer esforzarse por hacer que Valentina recordara los buenos tiempos con la familia Rodríguez. Sin embargo, Doña Lucinda, pensándolo bien, no lograba recordar ni un solo gesto de bondad.
Viendo que Valentina se marchaba, Doña Lucinda se desesperó aún más.
De repente, le gritó a Valentina:
-¡La familia Rodríguez te brindó la oportunidad de conocer a Don Mendoza! Si no fuera por mi gran fiesta de cumpleaños, ni soñando hubieras podido ver a Don Mendoza. Valentina, has escalado posiciones gracias a Don Mendoza, no puedes ser tan ingrata.
¿Escalado posiciones? Valentina comprendía muy bien lo que Doña Lucinda quería decir con eso: avanzar a base de seducción, un método indigno. Un destello de desdén cruzó la mirada de Valentina; las personas de la familia Rodríguez nunca dejaban de decepcionarla.
-Doña Lucinda, hablando de ingratitud, yo no me atrevería a aceptar tal título. Más bien, debería considerarme afortunada por no haber caído en la trampa de su familia. Ustedes… realmente me
repugnan.
Valentina no tenía intención de patear a alguien que ya estaba caído, pero tampoco se dejaba intimidar fácilmente. Al ver la mirada feroz de Doña Lucinda, Valentina retrocedió unos pasos.
-Doña Lucinda, he oído que Noah ha sido internado en un hospital psiquiátrico, ¿no piensa ir a
visitarlo?
De repente, la ferocidad en el rostro de Doña Lucinda se desvaneció. En esos días, su único
objetivo había sido encontrar a Don Mendoza y verlo, sin prestar la menor atención al paradero
de Noah.
¿Hospital psiquiátrico? Lo que ahora le preocupaba no era el destino de Noah, sino el de la
familia Rodríguez. Con lo sucedido a Noah, era probable que Don Mendoza no fuera a perdonar a la familia Rodríguez.
La familia Rodríguez… ¡estaba acabada! En cuestión de días, la empresa de la familia Rodríguez había declarado bancarrota, è incluso la mansión de la familia Rodríguez había sido sellada.
En el Gran Hotel de Coralia.
415 BONOS
Valenzuela. Sabia que Valentina y Santiago hablan estado en el Hospital Serenidad estos días. Aunque no le agradaba, no tenia más opción que mantener la compostura.
Temprano en la mañana, recibió una llamada de su asistente:
-Senorita Lucia, he contactado al dueño del diamante rojo del Consorcio Industrial Mexa. Pronto vendrá a Coralia. Su identidad indica que no le falta dinero, conseguir ese diamante de sus
manos no serà fàcil,
No serà fàcil…
Aun así, ella tenia que intentarlo.
Necesitaba ese diamante.
-Está bien, organiza una reunión. Iré en persona a negociar.
Lucia estaba decidida a conseguirlo. Después de colgar, el ánimo de Lucía mejoró ligeramente.
Mientras tanto, en San Miguel de Allende, Aitana había estado esperando en el hotel durante días,
y Ariadna la había dejado plantada sin verla.
Si no fuera por los beneficios que Ariadna podría brindarle, ya se habría ido. Pero ahora, toda decisión estaba en manos de Ariadna, así que no tenía más opción que esperar pacientemente a
que Ariadna accediera a verla.
Finalmente, esa tarde, Aitana recibió una carta.
La citaba en el Lago Espejo de San Miguel de Allende, firmada por Ariadna. Ella, eufórica, no se demoró en cambiar de ropa y dirigirse al lugar acordado.
Una hora más tarde, Aitana y Ariadna se encontraron en un bote.
Bajo ellas, el agua del lago era cristalina, pero en los ojos de Valentina solo había sucias ambiciones.
-Tía Ariadna, mi madre ya te habrá hablado de mis intenciones. He oído que quieres mil
millones de dólares. Por ahora, no tengo esa suma, pero no te preocupes. Una vez que me
convierta en la heredera de la familia Valenzuela, ¿qué son mil millones de dólares? Incluso
veinte o treinta mil millones, podré conseguirlos fácilmente.
Ariadna soltó una risa fría.
-Eso será cuando te conviertas en Señorita Valenzuela.
Sin ella, todo lo que Aitana decía era solo un sueño. Aitana se sintió ofendida, pero al calmarse y
mirar fijamente a Ariadna, como si pudiera ver a través de ella, dijo:
+16 BONOS
-En realidad, Tia Ariadna, no solo te interesa el dinero, ¿verdad?
Ariadna frunció el ceño, sin responder. Pero Altana sabía que habla acertado,
-La última vez, mi padre pidió ayuda a tía Ariadna para tenderle una trampa a Valentina. Aunque mi padre te pagó, creo que no te gusta Valentina, y por eso ayudaste a mi padre, ¿verdad?
Ariadna le lanzó una mirada a Aitana.
-Vaya, te crees muy astuta. ¿Por qué razón no me iba a gustar Valentina?
-Por Estrella -dijo Aitana sin rodeos.
Como era de esperar, al escuchar ese nombre, el semblante de Ariadna cambió ligeramente.
-Detestas a Estrella… o más bien, la odias. Supongo que, siendo tan destacada, como una estrella que brilla en la noche, cualquiera que la vea se enamoraría de ella, ¿no es así? Y justo esa persona podría ser alguien a quien tía Ariadna… tú misma quisieras.
Al ver que Ariadna apretaba los labios, Aitana supo que había acertado en su suposición.
Aitana continuó.
-Pero al final, parece que el destino siempre favorece a Estrella.
Recordando ciertos eventos pasados, Ariadna, furiosa, gritó hacia Aitana.
-¿¡Y ella qué tiene!?
Él estaba enamorado de ella, y resulta que ella era nada menos que la señorita Lucía de la
familia Valenzuela.
A pesar de los años, todavía recuerda cómo los lujosos autos de la familia Valenzuela vinieron a buscarla, llevándosela. Lamentablemente, incluso siendo de una familia tan distinguidą, su estancia en Guadalajara no duró más de seis meses antes de que regresara con el rabo entre las
piernas. NôvelDrama.Org © 2024.
Después de eso, Citlali cambió su nombre a Estrella, escondiendo deliberadamente su pasado.
A Ariadna, por supuesto, le complacía verla vivir una vida ordinaria. Lamentablemente, ella terminó fundando Starlight Joyas…
E incluso se encontró con él otra vez…
La locura en los ojos de Ariadna se enfrió gradualmente.
Aitana, observando, sabía que para convertirse exitosamente en la señorita Lucía de la familia
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Valenzuela, necesitaba conocer el pasado de Estrella, pero no tenía prisa. Por ahora, su objetivo
era convencer a Ariadna.
-En realidad, soy como tú…
Aitana bajó la mirada, añadiendo un toque de tristeza a sus ojos. Ariadna frunció el ceño,
mirándola con confusión.
-Odio a Valentina, precisamente porque la persona que me gusta, ama a Valentina…
-¿Sabes quién es?
-Guadalajara, la Corporación Mendoza, don Mendoza… -Aitana no ocultó nada a Ariadna
Aunque Ariadna no estuviera familiarizada con la alta sociedad, había oído hablar de la
reputación de la Corporación Mendoza.
La familia más prominente de Guadalajara, la Corporación Mendoza.
-Se casaron. ¿Puedes creerlo? La hija de Estrella se convirtió en la distinguida doña Mendoza,
objeto de envidia de muchos…
-Oh, y hay algo más que quizás no sepas.
Aitana hizo una pausa intencionadamente. Como esperaba, Ariadna preguntó con impaciencia:
-¿Qué es?
-Don Raúl reconoció a Valentina como su nieta…
-Es irónico, ¿no crees? Por un extraño giro del destino, don Raúl terminó reconociendo a una
verdadera nieta.
-Por suerte, don Raúl no conoce la verdadera identidad de Valentina.
Una tras otra, las palabras de Aitana resonaban en Ariadna, cuyos ojos reflejaban una profunda
amargura.
Estrella había sido la favorita del destino, bendecida por los cielos, pero al final, terminó
muriendo.
Ariadna creía que si la familia Valenzuela nunca pudiera encontrar a Estrella, tampoco podrían
encontrar a Valentina. Qué cruel ironía…
Ariadna odiaba ese cruel giro del destino.
-¿Qué puedes hacer?
Tras un largo silencio, Ariadna finalmente habló.